martes, 26 de agosto de 2008

.- La Segunda Guerra Mundial

Coalición franco-británica, se extendió hasta afectar a la mayoría de las naciones del planeta y cuya conclusión en 1945 supuso el nacimiento de un nuevo orden mundial dominado por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

La II Guerra Mundial requirió la utilización de todos los recursos humanos y económicos de cada Estado y fue un conflicto único en los tiempos modernos por la violencia de los ataques lanzados contra la población civil y por el genocidio (el exterminio de judíos, gitanos, homosexuales y otros grupos) llevado a cabo por la Alemania nacionalsocialista (nazi) como un objetivo específico de la guerra. Los principales factores que determinaron su desenlace fueron la capacidad industrial y la cantidad de tropas. En los últimos momentos de la lucha se emplearon dos armas radicalmente nuevas: los cohetes de largo alcance y la bomba atómica. No obstante, el tipo de armamento empleado durante casi todo el enfrentamiento fue similar al de la I Guerra Mundial, aunque con ciertas mejoras. Las principales innovaciones se aplicaron a las aeronaves y a los carros de combate.






Las Causas de la Guerra

Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos alcanzaron, por su parte, los objetivos previstos en el conflicto iniciado en 1914. Habían logrado que Alemania limitara su potencial militar a una cifra determinada y reorganizaron Europa y el mundo según sus intereses. No obstante, los desacuerdos políticos entre Francia y Gran Bretaña durante el periodo de entreguerras (1918-1939) fueron frecuentes, y ambos países desconfiaban de su capacidad para mantener la paz. Estados Unidos, desengañado con sus aliados europeos, que no pagaron las deudas contraídas en la guerra, inició una política aislacionista.


1919
Enero: se reúne en Versalles la Conferencia de Paz de París. Los espartaquistas se sublevan en Berlín; sus líderes Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg son fusilados por los derechistas. Se constituye el Partido Obrero Alemán (rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo, NSDAP o nazi, en 1920).
Febrero: se reúne la Asamblea Nacional Constituyente alemana, que instaura la República de Weimar.
Marzo: creación de la Tercera Internacional (Komintern) en Moscú.
28 de junio: firma del Tratado de Versalles, que incluye el Pacto de la Sociedad de Naciones; impone la desmilitarización alemana, y obliga a Berlín a pagar cuantiosas indemnizaciones de guerra y a entregar territorios. El Senado de Estados Unidos se niega a ratificar el Tratado de Versalles; comienzo del aislacionismo estadounidense.

1920
Abril: estalla la Guerra Ruso-polaca.
Julio: el II Congreso de la Komintern, celebrado en Moscú, planifica la revolución mundial.
Octubre: fin de la Guerra Ruso-polaca.
Noviembre: las últimas tropas anticomunistas abandonan Rusia.

1921
Marzo: formación del Partido Fascista italiano.
Julio: Adolf Hitler asume la presidencia del partido nazi alemán.
Octubre: Polonia obtiene Silesia a pesar del resultado de un plebiscito proalemán.
Noviembre: se reúne la Conferencia Naval de Washington para discutir los intereses de las potencias del Pacífico y los niveles de sus fuerzas navales.

1922
Comienza la hiperinflación en Alemania.
Octubre: los fascistas, dirigidos por Benito Mussolini, toman el poder en Italia.

1923
Enero: Francia y Bélgica ocupan el Ruhr alemán hasta 1925, aduciendo el impago de las indemnizaciones de guerra.
Septiembre: el general Primo de Rivera toma el poder en España.
Noviembre: Adolf Hitler dirige el fracasado putsch de Munich. La moneda alemana se estabiliza.

1924
Se presenta el Plan Dawes para solucionar la cuestión de las indemnizaciones, por mediación estadounidense.

1925
Diciembre: los Tratados de Locarno prometen una diplomacia pacífica en Europa.

1926
Septiembre: Alemania se incorpora a la Sociedad de Naciones.

1927
El general Tanaka Giichi se convierte en primer ministro de Japón; el Memorándum Tanaka define la política expansionista apoyada por los militares. Disolución de la Comisión Militar Aliada, finaliza la supervisión de las fuerzas militares alemanas.

1928
Agosto: 63 países firman el Pacto Briand- Kellogg, renunciando a recurrir a la guerra como instrumento de la política exterior.

1929
25 de octubre: el crac de Wall Street en Estados Unidos provoca la Gran Depresión: la masiva crisis económica mundial, y el consiguiente desempleo, alimentan el extremismo político. Francia inicia la construcción de la Línea Maginot en su frontera con Alemania.

1930
Enero: Primo de Rivera dimite en España. La Conferencia Naval de Londres impone límites a las fuerzas navales japonesas. Las últimas tropas francesas abandonan Renania.

1931
Abril: establecimiento de la II República en España y exilio del rey Alfonso XIII.
Septiembre: Incidente de Mukden; aduciendo una explosión en Mukden (actual Shenyang), el Ejército japonés estacionado en Guangdong ocupa Dongbei Pingyuan (Manchuria); creación del Estado títere de Manchukuo.

1932
Fracaso de la Conferencia Mundial sobre el Desarme celebrada en Ginebra debido a las exigencias de Francia (garantías de seguridad) y de Alemania (que pide que se la trate en pie de igualdad).
Julio: tras las elecciones para el Reichstag (parlamento) alemán, los nazis se convierten en el partido más votado, aunque sin obtener la mayoría absoluta.

1933
Enero: Adolf Hitler es nombrado canciller de Alemania. Franklin D. Roosevelt asume la presidencia de Estados Unidos; inicio del programa New Deal.
Marzo: el canciller austriaco Engelbert Dollfuss suspende las garantías constitucionales en su país.
Julio: el Vaticano firma un Concordato con Alemania.
Octubre: Japón abandona la Sociedad de Naciones como consecuencia de las protestas contra su agresión en China; Alemania sigue sus pasos. Se celebra la II Conferencia Mundial sobre el Desarme: Alemania la abandona en octubre.

1934
Abril: Dollfuss es asesinado en un fracasado golpe nazi.
Junio: purga de Ernst Rohm y de las unidades de la SA del partido nazi (Noche de los Cuchillos Largos). Japón denuncia el Tratado Naval de Washington: se inicia la escalada armamentista. Firma del pacto de no agresión polaco-alemán.

1935
El estado del Sarre vota por la evacuación francesa y su reintegración en Alemania.
Marzo: Alemania reintroduce el servicio militar obligatorio.
Octubre: Italia invade Etiopía.

1936
Febrero: el Frente Popular gana las elecciones en España.
Marzo: Alemania remilitariza Renania, desafiando el Tratado de Versalles.
Julio: en España, la rebelión militar encabezada por Francisco Franco da comienzo a la Guerra Civil española. Conferencia Naval de Londres: Japón abandona las negociaciones.
Noviembre: se crea el Eje Roma-Berlín entre Alemania e Italia. La formación del gobierno del Frente Popular divide a la sociedad francesa. Jiang Jieshi se ve obligado a formar un frente unido de nacionalistas y comunistas para resistir la invasión japonesa de China.

1937
Abril: los bombarderos alemanes que apoyan a los sublevados en España arrasan la ciudad de Gernika.
Julio: el incidente en el Puente de Marco Polo inicia las hostilidades entre Japón y China. Italia abandona la Sociedad de Naciones.

1938
Marzo: Anschluss austriaco: Alemania se anexiona Austria.
Abril: tratado italo-británico reconoce el dominio italiano sobre Etiopía.
Septiembre: el Pacto de Munich firmado por Alemania, Italia, Francia y Gran Bretaña entrega la región checoslovaca de los Sudetes a Alemania, en el convencimiento de que apaciguaría a Hitler.

1939
Marzo: tropas alemanas ocupan Checoslovaquia. Las tropas de Franco ocupan Madrid, poniendo fin a la Guerra Civil española. Polonia rechaza las exigencias alemanas sobre Danzig (Gdansk); Alemania cancela los pactos de no agresión.
Mayo: Italia y Alemania firman un pacto de amistad.
Agosto: Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas firman un pacto de no agresión, y en algunas de sus cláusulas secretas acuerdan el reparto de Europa oriental.
1 de Septiembre: Alemania invade Polonia. Se inicia la II Guerra Mundial.



Truman y el bombardeo de Hiroshima

El 6 de agosto de 1945, durante la II Guerra Mundial, Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Se estima que unas 130.000 personas murieron, fueron heridas o desaparecieron, y otras 177.000 quedaron sin hogar. Dieciséis horas después del ataque, el comunicado sobre este acontecimiento realizado por el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, fue emitido por radio.

El Fracaso de los Esfuerzos de Paz

Durante la década de 1920 se llevaron a cabo varios intentos para lograr el establecimiento de una paz duradera. En primer lugar, en 1920 se constituyó la Sociedad de Naciones, un organismo internacional de arbitraje fundado un año antes, en el que los diferentes países podrían dirimir sus disputas. Los poderes de la Sociedad quedaban limitados a la persuasión y a varios grados de sanciones morales y económicas que los miembros eran libres de cumplir según su criterio. En la Conferencia de Washington (1921-1922), las principales potencias navales acordaron limitar el número de naves a una proporción establecida. Los Tratados de Locarno, firmados en esta ciudad suiza en una conferencia celebrada en 1925, garantizaban las fronteras franco-alemanas e incluían un acuerdo de arbitraje entre Alemania y Polonia. Durante la celebración del Pacto de París (1928), 63 naciones firmaron el Tratado para la Renuncia a la Guerra, también denominado Pacto Briand-Kellogg, por el que renunciaron a la guerra como instrumento de sus respectivas políticas nacionales y se comprometieron a resolver los conflictos internacionales por medios pacíficos. Los países signatarios habían decidido de antemano no incluir las guerras de autodefensa en esta renuncia a los medios bélicos.

Estadísticas Económicas

Estados Unidos fue el país que destinó más dinero a la guerra: el gasto aproximado fue de 341.000 millones de dólares, incluidos 50.000 millones asignados a préstamos y arriendos; de éstos, 31.000 fueron destinados a Gran Bretaña, 11.000 a la URSS, 5.000 a China y 3.000 fueron repartidos entre otros 35 países. La segunda nación fue Alemania, que dedicó 272.000 millones de dólares; le sigue la URSS con 192.000 millones; Gran Bretaña, con 120.000 millones; Italia, con 94.000 millones; y Japón, con 56.000 millones. No obstante, a excepción de Estados Unidos y algunos de los aliados menos activos desde el punto de vista militar, el dinero empleado no se aproxima al verdadero coste de la guerra. El gobierno soviético calculó que la URSS perdió el 30% de su riqueza nacional. Las exacciones y el saqueo de los nazis en las naciones ocupadas son incalculables. Se estima que el importe total de la contienda en Japón ascendió a 562.000 millones.

Las Pérdidas Humanas

El coste humano de la guerra recayó principalmente sobre la URSS, cuyas bajas entre personal militar y población civil se cree que superaron los 27 millones. Las víctimas militares y civiles de los aliados fueron de 44 millones, en tanto que las de las potencias del Eje de 11 millones. El número de muertos de ambos bandos en Europa ascendió a 19 millones y las víctimas de la guerra contra Japón llegaron a los 6 millones. Estados Unidos, que apenas sufrió bajas entre la población civil, perdió a unos 400.000 ciudadanos.
Como consecuencia de estas ingentes pérdidas humanas y económicas, se alteró el equilibrio político. Gran Bretaña, Francia y Alemania dejaron de ser grandes potencias desde el punto de vista militar, posición que fue ocupada por Estados Unidos y la URSS.

El Legado de la II Guerra Mundial

La II Guerra Mundial terminó con la rendición de Alemania el 8 de mayo de 1945 y la de Japón el 14 de agosto de ese mismo año. En cifras, este conflicto sobrepasa a cualquier guerra jamás librada. 1.700 millones de personas de 61 países se vieron envueltas en una lucha llevada a cabo en la tierra, el mar y los cielos de Europa, el Extremo Oriente, el Sureste asiático, el norte de África y las islas del Pacífico. El combate dejó un rastro de masacre y destrucción sin paralelo en la historia del hombre. La II Guerra Mundial se llevó las vidas de 55 millones de soldados y civiles, y produjo incontables destrucciones materiales. Más allá de las aterradoras e insondables estadísticas, esta guerra dejó una huella indeleble en todos los aspectos de la vida humana y conformó la historia del mundo de posguerra. Para toda una generación, la II Guerra Mundial fue sencillamente “la guerra”.
Dado lo mucho que la II Guerra Mundial ha marcado al planeta, es necesario algún grado de comprensión sobre ella para entender buena parte del presente. No obstante, la manera en que la gente entiende la guerra está afectada por su visión del mundo tras ella. La guerra fue mundial, mientras que los participantes sólo experimentaron algunos aspectos de ella, lo que hace únicas sus experiencias bélicas. Mientras que los japoneses denominan a la II Guerra Mundial la gran guerra de Asia Oriental, los chinos la llaman la guerra de Resistencia a la Agresión Japonesa. Para la mayor parte de los ciudadanos de la antigua Unión Soviética (URSS) sigue siendo la gran guerra Patriótica, mientras que los habitantes de las islas Salomón la conocen, simple y apropiadamente, como “la Gran Matanza”.
La política contemporánea y el trasfondo histórico también afectan a la visión actual de la guerra y por tanto a nuestra visión del mundo de la posguerra. Por ejemplo, los historiadores rusos suelen omitir o subestimar la importancia del desembarco de Normandía en 1944. Sin embargo, acentúan la importancia estratégica del Frente Oriental y las heroicas campañas del Ejército Rojo contra el III Reich. Los estadounidenses suelen ver el Día D como la campaña clave, dejando a un lado el papel crucial de la URSS en la victoria en Europa.
En pocas palabras, los distintos enfoques sobre la II Guerra Mundial han dado lugar a diferentes interpretaciones históricas. Quizá el balance más ecuánime se encontraría en una aproximación global, que diera menor importancia a los enfoques nacionales o regionales y se concentrara en el legado de la guerra a escala mundial.

El precio de la guerra total

El legado más inmediato de la II Guerra Mundial esta constituido por los daños materiales y los sufrimientos humanos que supuso. La I Guerra Mundial (1914-1918) estableció un modelo de guerra total que las naciones no tardaron en adoptar en este conflicto. Un concepto fundamental de la guerra total es la premisa de que la lucha se desarrolla entre sociedades y poblaciones enteras. Por tanto, la II Guerra Mundial hizo uso de enormes cantidades de recursos económicos y humanos. Por ejemplo, la movilización militar afectó a 110 millones de personas. Además la naturaleza del conflicto hizo que participara un número sin precedentes de mujeres y niños, a menudo de uniforme. En 1943 la Unión Soviética había alistado a 900.000 mujeres (un 8% de sus efectivos militares) en el Ejército Rojo. A medida que el III Reich se descomponía, Hitler llamó a filas a muchachos de hasta 12 años de edad para defender a su patria. La movilización de recursos humanos, las destrucciones materiales sin precedentes y la cifra escandalosa de bajas formaron parte del coste de la guerra.
Durante su curso, poblaciones enteras se convirtieron en blancos legítimos y en 1945 habían muerto 55 millones de personas. Desapareció cualquier distinción entre el frente y la retaguardia, y más de la mitad de las bajas fueron civiles, víctimas de bombardeos, masacres y hambrunas. El régimen nazi decretó la aniquilación física de los judíos europeos y en el Holocausto perecieron más de 5 millones de ellos. La deportación por motivos étnicos y el traslado de prisioneros de guerra y mano de obra forzada dieron lugar a muchos millones de muertos más.
La guerra total afectó también a la economía mundial. Al final de la guerra, Estados Unidos producía más de la mitad de los bienes y servicios del mundo. La guerra arrasó todas las regiones industrializadas del mundo salvo Norteamérica. Buena parte de Japón y Europa central y oriental fueron devastada: las ciudades cubiertas de ruinas por los bombardeos, las industrias y las vías de comunicación destrozadas, las vías fluviales estranguladas por los escombros. La producción agrícola cayó en picado y en Europa 45 millones de refugiados dependían de la ayuda americana para sobrevivir. Pero aunque pueda medirse su coste en vidas humanas, industrias y edificios, la guerra produjo mucho más que eso.

La Organización de las Naciones Unidas

Otro legado de la II Guerra Mundial fue la creación de una nueva organización supranacional dedicada a la promoción de la paz, la cooperación y los derechos humanos. En 1945 los aliados, determinados a mantener una paz tan costosa de ganar, fundaron la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La ONU es una asociación de naciones soberanas que proporciona el mecanismo para mediar en conflictos internacionales y encontrar soluciones a los problemas que traspasen las fronteras y los medios de los estados nacionales.
El documento fundacional de la organización, la Carta de las Naciones Unidas, era un tratado internacional que obligaba a los estados miembros a arreglar sus disputas por medios pacíficos. La responsabilidad principal en el mantenimiento de la paz y la seguridad recayó en el Consejo de Seguridad, formado por 15 países. Para hacer cumplir sus decisiones, el Consejo puede imponer sanciones económicas a los países que amenacen la paz. Puede enviar misiones de paz a las zonas en conflicto para interponerse entre los beligerantes o imponer un acuerdo de paz. Como último recurso, el Consejo puede autorizar a coaliciones de estados miembro a utilizar la fuerza para resolver un conflicto.
La efectividad de los esfuerzos de la ONU a favor de la paz se ha debatido a menudo, pero la mayoría de los expertos admite que la ONU ha ejercido una influencia positiva sobre las vidas de muchas personas. A través de sus agencias especializadas, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), o el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la ONU pretende erradicar los principales problemas que afectan a la mayoría de la población. Las agencias de la ONU en todo el mundo combaten las epidemias y el hambre, luchan por los derechos de mujeres y niños, ayudan a los refugiados, ayudan a incrementar la producción agrícola y dan préstamos a los países en desarrollo. En los últimos diez años, por ejemplo, las agencias de la ONU potabilizaron el agua de regiones rurales en las que viven 1.300 millones de personas, ayudaron al establecimiento de programas de control de natalidad y erradicaron la viruela.



Justicia en Nuremberg y Tokio

La II Guerra Mundial contribuyó también al desarrollo del Derecho internacional. Los aliados victoriosos determinaron llevar ante los tribunales a los responsables del estallido de la guerra y de muchas de sus atrocidades. Al final de la guerra los aliados acordaron formar tribunales militares internacionales en los que se juzgaron a los responsables de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y crímenes contra la paz.
En los juicios de Nuremberg (celebrados en esa ciudad alemana desde noviembre de 1945 hasta octubre de 1946), los principales acusados eran los principales dirigentes del régimen nazi de entre los que habían sobrevivido. Otros como Adolf Hitler, el ministro de Propaganda Joseph Goebbels y el ministro del Interior Heinrich Himmler se habían suicidado para evitar ser juzgados. En Nuremberg también se juzgó a los industriales que se habían aprovechado de la mano de obra esclava y a médicos que habían experimentado con seres humanos. De los 22 convictos principales en Nuremberg, 12 fueron ejecutados. Los aliados occidentales establecieron otros tribunales especiales en sus zonas de ocupación y para 1960 habían juzgado y condenado a 5.000 criminales de guerra y ejecutado a 500. Los soviéticos también condenaron en juicios paralelos a otros 10.000 alemanes y ejecutaron a muchos de ellos.
El Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra de Tokio (mayo de 1946-noviembre de 1948) sentenció a muerte a 7 de los 25 dirigentes japoneses juzgados por crímenes de guerra, entre ellos al primer ministro, el general Tojo Hideki. En todo el antiguo Imperio japonés se celebraron juicios por crímenes de guerra entre los que se juzgaron desde malos tratos a prisioneros de guerra hasta crueldad contra las poblaciones ocupadas. Más de 900 de los acusados fueron ejecutados.
Aunque no hubo una gran controversia en contra de los juicios y condenas contras los cargos por crímenes de guerra, la introducción en los juicios de Nuremberg y Tokio del concepto “crímenes contra la paz” levantó dos críticas fundamentales. En primer lugar, no existía una legislación prebélica que se refiriera a los crímenes contra la paz y contra la humanidad, así que los acusados no podían haber cometido esos crímenes desde un punto de vista técnico. En segundo lugar, sólo los nacionales de los países derrotados fueron sometidos a juicio, por lo que para algunos los tribunales sólo podían ser injustos. No obstante, en 1946 la Asamblea General de Naciones Unidas ratificó los principios reconocidos por los tribunales. Y en 1950 una Comisión Jurídica Internacional reconoció los crímenes de guerra, los crímenes contra la paz y los crímenes contra la humanidad como violaciones del Derecho internacional.

Los supervivientes judíos y el establecimiento del Estado de Israel

Un resultado insospechado de la persecución nazi contra los judíos europeos fue el establecimiento de un Estado judío. El Holocausto agudizó el deseo de los supervivientes judíos y de los sionistas (nacionalistas judíos) de establecer en Palestina un Estado judío capaz de defender a los judíos supervivientes. Los sionistas se habían estado radicando en Palestina desde finales del siglo XIX, pero el final de la II Guerra Mundial aumentó las aspiraciones sionistas sobre estas tierras como refugio y como cumplimiento de un ideal religioso. Palestina, no obstante, no era un solar vacío que esperase a que los judíos se establecieran en él. Desde el final de la I Guerra Mundial, Gran Bretaña había administrado estas regiones tratando desesperadamente de mantener un equilibrio entre los intereses de los inmigrantes judíos y los de los árabes que poseían la tierra. Gran Bretaña limitó la inmigración y la acogida de judíos mientras prometía proteger los derechos políticos y económicos de los árabes, pero sus esfuerzos por llegar a un equilibrio justo fueron inútiles. La hostilidad árabe a la administración británica y a la inmigración sionista, junto con la resistencia judía a las cuotas de inmigración, condujo a repetidos estallidos de violencia que las fuerzas británicas apenas podían contener.
Poco después del final de la II Guerra Mundial, los británicos anunciaron su intención de abandonar Palestina. Pusieron el asunto palestino en manos de la recién inaugurada ONU en 1947. La Asamblea General de Naciones Unidas recomendó la partición de Palestina en dos estados, uno judío y otro árabe y la creación de enclaves internacionales como Jerusalén y Belén, que contenían lugares de culto de importancia religiosa para judíos, musulmanes y cristianos. Mientras que la partición fue aceptada por la mayoría de los judíos, la mayoría de los árabes de Palestina y de fuera de ella la encontraron descabellada. A medida que los británicos se retiraban de Palestina, estalló la guerra civil entre judíos y árabes. En mayo de 1948 los judíos de Palestina proclamaron la creación del Estado Libre de Israel, que provocó el ataque de las naciones árabes circundantes. La primera Guerra Árabe-israelí finalizó con la victoria del Estado judío. Además produjo el éxodo de más de la mitad de la población árabe de Palestina. Hasta el día de hoy, la hostilidad provocada por la creación de Israel amenaza la paz y la estabilidad de Oriente Próximo.

Ciencia y tecnología

La II Guerra Mundial sirvió como catalizador para muchos avances científicos y tecnológicos y estimuló la investigación y el desarrollo planificado. Antes del estallido de la guerra, los laboratorios de investigación británicos, alemanes y soviéticos ya libraban una “guerra de sabios” para desarrollar nuevas tecnologías bélicas. A medida que los gobiernos convertían la investigación y la industria militar en prioridades nacionales, los científicos y los técnicos produjeron una impresionante gama de ingenios y artefactos nuevos. Por ejemplo, la demanda militar para encontrar un método para detectar y designar blancos impulsó la invención del radar. Igualmente, el moderno motor turborreactor proviene del campo militar. La Oficina de Investigación y Desarrollo Científico de Estados Unidos estimuló la producción de artefactos destructivos, como la bomba de proximidad o el lanzagranadas antitanque (bazooka). Pero también ayudó a la introducción del DDT contra la malaria o el uso masivo de los antibióticos para tratar heridas.
Pero nada condicionó más la política y la estrategia militar de la posguerra que los desarrollos científicos del misil balístico y la bomba atómica. A medida que el curso de la guerra cambiaba en su contra, el gobierno nazi demandó de sus expertos en balística que desarrollaran misiles, que lanzaban cargas explosivas siguiendo una extensa trayectoria parabólica. En 1944, los alemanes lanzaron 4.300 cohetes V-2 contra distintos puntos de Europa occidental e Inglaterra. El empleo del átomo para fines militares trajo efectos aún más dramáticos. En 1938, físicos alemanes habían experimentado con la fisión nuclear y los científicos de Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética y Estados Unidos se lanzaron a una carrera por construir ingenios atómicos. Finalmente, los esfuerzos nucleares de Estados Unidos, con el nombre en clave de Proyecto Manhattan dieron por fruto una bomba atómica. En julio de 1945 una explosión en pruebas en Nuevo México abrió la era nuclear. No se plantearon apenas objeciones oficiales a los catastróficos efectos potenciales del invento. Durante la Guerra fría, las armas nucleares, especialmente las propulsadas por misiles balísticos, amenazaron con destruir el planeta mediante una debacle atómica.

Rivalidad entre superpotencias y la Guerra fría

El fin de la II Guerra Mundial trajo consigo un cambio espectacular en las relaciones internacionales. La guerra socavó profundamente la posición dominante de potencias como Alemania, Japón, Gran Bretaña o Francia. A medida que estos países dejaron de ser potencias económicas, políticas y militares, dos nuevas superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, ocuparon su puesto. Las políticas de estas dos superpotencias dominaron las relaciones internacionales y el equilibrio de poder mundial de los siguientes 45 años.
Los líderes de Estados Unidos y la Unión Soviética se aliaron en 1941 para derrotar a sus enemigos comunes. En último término, fueron los recursos materiales y militares de estas dos naciones los que pusieron fin a la guerra. Sin embargo esta alianza bélica, que siempre fue un “matrimonio de conveniencia”, se vino abajo poco después de 1945 debido a sus objetivos políticos contrapuestos y a sus profundas divergencias ideológicas. Para 1947 ambas partes se encontraban enfrentadas en los que los observadores políticos llamaron una “guerra fría”. Privada de una confrontación militar directa, la Guerra fría se extendió pronto más allá de Europa y asumió un carácter de rivalidad global ideológica y geopolítica que duró hasta el colapso de la Unión Soviética en 1991.
La Guerra fría no fue sólo una rivalidad entre superpotencias. En su centro estaba el conflicto entre dos sistemas políticos, económicos e ideológicos distintos, un conflicto que databa de la Revolución Rusa de 1917. Este combate entre el capitalismo y la democracia contra el socialismo y el partido único se manifestó en la división del mundo en alianzas militares y bloques políticos. La división llevó a una carrera armamentística sin precedentes que amenazó el planeta con la aniquilación nuclear. La Guerra fría provocó también crisis diplomáticas y guerras entre aliados de la Unión Soviética y Estados Unidos en Corea, Vietnam, Afganistán y otros países. Es más, la confrontación entre las superpotencias ejerció su influjo en las relaciones internacionales, las instituciones políticas y los sistemas económicos de sociedades de todos los rincones del planeta.
Muchas naciones, especialmente aquellas recientemente emancipadas de la administración colonial, trataron de evitar convertirse en peones durante la Guerra fría declarando políticas de no-alineamiento. No obstante, la Unión Soviética y Estados Unidos utilizaron estrategias militares y económicas para ganarse lo que el presidente estadounidense John F. Kennedy definió como “los corazones y las mentes de los pueblos subdesarrollados y no alineados del mundo”. Ambas partes apoyaron a menudo dictaduras brutales que protegían sus intereses geopolíticos. A medida que se desarrollaba la Guerra fría durante la década de 1960, la descolonización se intensificó.



Descolonización

Al igual que la Guerra fría, la descolonización (es decir, la pérdida de posesiones coloniales) dio a luz grandes cambios en la política mundial. La II Guerra Mundial preparó el escenario para un rápido colapso de los imperios europeos y japonés. En vísperas de la II Guerra Mundial, los países europeos, con la notable excepción de España, todavía controlaban bajo distintas denominaciones inmensos territorios en Asia, África y el Pacífico. En 1941, el primer ministro británico Winston Churchill podía proclamar confiadamente: “No he sido nombrado primer ministro de Su Majestad para presidir la liquidación del Imperio Británico”. El optimismo de Churchill era injustificado.
Las victorias alemanas y japonesas en Europa y Asia habían dado un golpe devastador al poder militar de las potencias coloniales europeas y hecho añicos su aura de invencibilidad. A medida que crecían los movimientos nacionalistas en las colonias y protectorados, la opinión pública en la metrópoli comenzó a ver en los imperios ultramarinos engorrosas cargas. La administración imperial aparecía como un lastre financiero poco atractivo a medida que la prolongación de la guerra estrangulaba la economía de las potencias coloniales. Comenzando en 1945, la descolonización se aceleró rápidamente. A medida que el imperialismo europeo sucumbía nacieron más de 90 naciones independientes y unos 800 millones de personas se hicieron responsables de sus propios destinos.
Para los años 90 el proceso de descolonización había terminado prácticamente. Los imperios europeos se han extinguido o se reducen a reclamaciones sobre pequeñas y dispersas posesiones. Igualmente, el resurgir de la democracia en Europa del Este, el colapso de la Unión Soviética y la reunificación de Alemania han sellado el fin de la Guerra fría. La II Guerra Mundial hizo surgir la descolonización y la Guerra fría y entre ambas forjaron los perfiles del mundo de la posguerra. Aunque parecen haber terminado, no está claro qué ocupara su lugar. Mientras tanto, los avances científicos y tecnológicos continúan haciendo prosperar la economía mundial. El conflicto árabe-israelí no ha sido definitivamente resuelto. Y tanto la autoridad de la ONU como el Derecho internacional son desafiados y reafirmados continuamente. De qué manera estas consecuencias de la II Guerra Mundial seguirán marcando nuestro futuro en los siglos venideros está por ver, pero comprender la guerra nos ayuda a comprender el futuro a medida que se desvela.

No hay comentarios: