miércoles, 27 de agosto de 2008

martes, 26 de agosto de 2008




JAHAZIEL URRUTIA


3º A


AGOSTO 2008

INTRODUCCION

Libro trata sobre los principales acontecimientos históricos que han ocurrido desde la Prehistoria hasta hoy en día.
Se espera que las personas al momento de leer el libro entiendan como y porqué sucedieron las cosas, y los daños que el mismo ser humano ha creado a nuestro planeta tierra. También que se pueda tomar conciencia de los cambios que se ha experimentado desde el comienzo de la humanidad hasta el día de hoy, tales como la forma de vivir y la forma de pensar.

Prehistoria


Podemos definir Prehistoria como el periodo de tiempo previo a la Historia, transcurrido desde el inicio de la evolución humana hasta la aparición de los primeros testimonios escritos.
La importancia de la escritura como frontera entre la Prehistoria y la Historia, está en que sólo a tavés de los testimonios escritos, podemos conocer con certeza acontecimientos, hechos y creencias de aquellas personas que vivieron antes que nosotros.
Al no existir el testimonio escrito, la arqueología se convierte en el único medio para reconstruir los sucesos de la prehistoria, a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos del pasado: sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de arte.

Cierto es, que la mayoría de información que poseemos se debe a los hallazgos de poblados o enterramientos humanos, sepulcros y enseres utilizados, herramientas de trabajo y armas rudimentarias realizadas de formas muy diversas según a sido su evolución con el paso de los siglos. Esto provocó el nacimiento de pre-nacimiento de la “Historia” a la que se le asignó: “PREHIST0RIA



Geología y Estratigráfica:

Disposición caracteres de las rocas, sobre masas minerales en formas de capas que constituyen los terrenos sedimentarios. Pero bueno ahora los que nos conviene comprender es el proceso que relativamente a tenido para la identificación en la Prehistoria la forma de vida del hombre. O sea dentro de la forma textual más estricta en la época anterior a la Historia conocida por los legados dejados mediante la escritura y oral de estos pueblos. Dónde desarrollaremos con más detalles estos procesos evolutivos y culturales del hombre y sus posibles demarcaciones, desarrollo y evolución en posteriores artículos dónde daremos rienda suelta a todo tipo de especulaciones siempre y cuando podamos constatar mediante hechos lo más verosímiles posibles a su paso desde el inquietante y díscolo momento dónde los primeros homínidos pudieron aparecer encima de la tierra por las causas que puedan haber sido, con esto pretendo abrir puertas para poder realizar mediante el estudio de teorías basadas en la creación del los primeros habitantes de la tierra, no sería descabellado creer la posible existencia de nuestros ancestros de la formas más insospechadas de creer y afirmar.

Edad de Piedra

La Edad de Piedra[] es el período de la Prehistoria durante el cual, los seres humanos crearon herramientas de piedra debido a la carencia de una tecnología más avanzada. La madera, los huesos y otros materiales también fueron utilizados (cuernas, cestos, cuerdas, cuero...), pero la piedra (y, en particular, diversas rocas de rotura concoidea, como el sílex, el cuarzo, la cuarcita, la obsidiana...) fue utilizada para fabricar herramientas y armas, de corte o percusión. Sin embargo, ésta es una circunstancia necesaria, pero insuficiente para la definición de este período, ya que en él tuvieron lugar fenómenos fundamentales para lo que sería nuestro futuro: la evolución humana, las grandes adquisiciones tecnológicas (fuego, herramientas, vivienda, ropa...), la evolución social, los cambios climáticos, la diáspora del ser humano por todo el mundo habitable (ecúmene), desde su cuna africana, y la revolución económica desde un sistema recolector-cazador, hasta un sistema parcialmente productor (entre otras cosas). El rango de tiempo que abarca este período es ambiguo, disputado y variable según la región en cuestión. Aunque es posible hablar de este período en concreto, para el conjunto de la humanidad: no hay que olvidar que algunos grupos humanos nunca desarrollaron la tecnología del metal fundido y por tanto quedaron sumidos en una edad de piedra hasta que se encontraron con culturas tecnológicamente más desarrolladas. Sin embargo, en general, se cree que este período comenzó en África hace 2,5 millones de años, con la aparición de la primera herramienta humana (o PRE-humana). A este período le siguió el Calcolítico o Edad del Cobre y, sobre todo, la Edad de Bronce, durante la cual, las herramientas de esta aleación llegaron a ser comunes; esta transición ocurrió entre 6000 adC y 2500 adC.

Edad de los Metales

La Edad de los Metales es el periodo de la evolución tecnológica de la humanidad caracterizado por el desarrollo de la metalurgia;[] comienza antes del V milenio a. C. y acabaría en cada lugar con la entrada en la Historia, para buena parte de Europa en el I milenio a. C. Es parte de la Prehistoria en Europa, así como en la mayor parte del mundo, a excepción de en Oriente Medio, que coincide con el desarrollo de la escritura y por tanto con la Historia. Cuando existen testimonios escritos indirectos se considera también Protohistoria. De todos modos, dado que no existe una ruptura (excepto arbitraria) en el desarrollo de esta tecnología metalúrgica entre la Prehistoria, la Protohistoria y la Historia, en este artículo se incluyen adelantos del trabajo con metales que se dan en periodos claramente históricos.

Paleolíticos

Etapa de la prehistoria caracterizada por el uso de útiles de piedra tallada; aunque, también se usaban otras materias primas orgánicas para diversos utensilios: hueso, asta, madera, cuero, fibras vegetales, etc. (peor conservadas y poco conocidas). Es el período más largo de la historia del ser humano (de hecho abarca un 99% de la misma), se extiende desde hace unos 2,5 millones de años (en África) hasta hace unos 10 000 años. Etimológicamente significa Edad Antigua de la Piedra (παλαιός, paleos=antiguo, y λίθος, lithos=piedra), el término fue creado por el arqueólogo John Lubbock en 1865, por oposición al Neolítico (edad moderna de la piedra); constituyendo juntas lo que se denomina Edad de Piedra (se insiste en la elaboración de utensilios de piedra para establecer la oposición a la Edad de los Metales). Ellos eran sedentarios (se establecían en un lugar y se quedaban ahí).
El Paleolítico se caracteriza, a grandes rasgos, por la utilización de herramientas de piedra tallada, de ahí su nombre. Tradicionalmente el Paleolítico se divide en tres períodos, el Paleolítico Inferior, el Paleolítico Medio y el Paleolítico Superior; a él se le añade un período terminal llamado Epipaleolítico (la etapa siguiente al Epipaleolítico y anterior al Neolítico es el Mesolítico).




El Paleolítico Inferior: Durante el paleolítico inferior surge la industria lítica. El testimonio más antiguo de la tecnología humana se encontró en la garganta de Olduvai (Tanzania). Este yacimiento contiene gran número de útiles muy sencillos que reciben el nombre de choppers (guijarros monofaciales) y chopping tools (guijarros bifaciales).El achelense constituyó una de las etapas más importantes del paleolítico inferior y coincide con la transición del Homo habilis al Homo erectus. El elemento característico de esta cultura es el hacha de mano, una herramienta de grandes proporciones que se utilizaba para dar muerte a los animales y cortar ramas. La denominada técnica levallois, que apareció durante este periodo, supuso un notable avance, ya que permitía obtener lascas, grandes, planas y con filos cortantes, de tamaños y formas preconcebidas.

Paleolítico Medio: El paleolítico medio es un periodo mal definido que comenzó en distintas fechas según las zonas. Está identificado con el llamado tecno complejo musteriense. Es un periodo de perfeccionamiento durante el que persiste el tallado de la piedra.La técnica de levallois, surgida en el Paleolítico inferior, alcanza su máximo desarrollo. Los útiles ya conocidos, como los bifaces, se perfeccionan y se reducen de tamaño. Se utilizan las lascas procedentes del tallado de grandes piedras para obtener objetos como puntas y raederas.






Paleolítico Superior:

El paleolítico superior europeo corresponde ya a la presencia del Homo sapiens. El utillaje lítico es desplazado por la industria ósea, que alcanza su apogeo con la proliferación de útiles como agujas, punzones, arpones o azagayas.Las herramientas de piedra de este periodo comprenden una extensa variedad de instrumentos muy especializados (leznas, raspadores, grabadores) realizados principalmente sobre hojas y láminas, esto es, lascas largas, estrechas, delgadas y con filos paralelos, extraídas probablemente de un nódulo golpeado con un punzón y un percutor.Uno de los rasgos distintivos de la tecnología de este periodo es la existencia de herramientas compuestas, como las lanzas construidas con una punta de hueso y un mango de madera.



Mesolíticos:

El periodo de transición entre el final de la glaciación y el inicio del neolítico, constituyó una especie de hiato en el registro arqueológico llevado a cabo en el siglo XIX. Con el paso del tiempo se acuñó el término ‘mesolítico’ (edad de la piedra media) para denominar este periodo de transición en Europa. Hacia la década de 1880 ya se habían identificado algunas culturas desarrolladas entre el 8500 y el 7000 a.C. en el Oriente Próximo, pero en Gran Bretaña (territorio en el que el neolítico procede del continente europeo) esta etapa llegaría hasta el IV milenio. Por lo general los grupos mesolíticos siguieron siendo cazadores-recolectores, como sus predecesores, pero pasaron a cazar otras especies de animales muy diferentes (como el ciervo rojo y el cerdo en vez del reno) debido al cambio del clima, que tras la glaciación se hizo más templado. El utillaje lítico refleja este cambio de las condiciones ambientales y está caracterizado por la presencia de los microlitos geométricos. Éstos no se utilizarían solamente como puntas de flecha sino también como elementos de instrumentos más complejos, uniendo las puntas, con resina, a mangos de madera o astas de animales, que se emplearían como hoces u otros tipos de aperos para la recolección. También se emplearon hachas de piedra o azuelas para el trabajo de la madera. Fueron los grupos paleolíticos finales (o epipaleolíticos) del Oriente Próximo, como los de la cultura natufiense de Palestina, quienes al parecer dieron los primeros y decisivos pasos hacia la producción de alimentos y la adopción de la vida sedentaria.

NEOLITICO:

El Neolítico, Nueva edad de Piedra (gr. νέος, néos=nuevo; gr. λίθος, líthos=piedra), por contraposición al Paleolítico o Edad Antigua de la Piedra, es uno de los períodos en que se considera dividida la Edad de Piedra. Inicialmente se le dio este nombre en razón de los hallazgos de herramientas de piedra pulimentada que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura. Hoy día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o de la ganadería. Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería.
Aunque Neolítico se traduce literalmente como "Nueva (edad de) Piedra", quizás sería más apropiado llamarlo "Edad de la Piedra Pulimentada"; sin olvidar que la principal característica que define actualmente el período no es otra que una nueva forma de vida basada en la producción de alimentos a partir de especies vegetales y animales domesticadas. Abarca distintos períodos temporales según los lugares. Se sitúa entre el 7000 adC y el 4000 adC aproximadamente. Este período se inició en el Kurdistán antes del 7000 adC (quizás hacia el 8000 adC) y se difundió lentamente, sin que en Europa pueda hablarse de Neolítico hasta fechas posteriores al 5000.

Historia (conceptos)

Llamamos historia a lo pasado, a lo sucedido, e histórico a la existencia de un hecho.
Historia es la ciencia del pasado del mundo, la cual investiga y da a conocer los hechos de nuestros antecesores, los adelantos, así como las mejoras elaboradas por éstos, que constituyen la civilización actual.
observo, contemplo, medito, considero, inquiero, investigo, tengo conocimiento, averiguo, hago información, examino, registro, miro, veo, propongo a la memoria, entrego a la memoria, entrego a la posteridad, pregunto, interrogo, informo, quiero saber lo secreto y oculto, narro, relato y refiero.

Sujeto, objeto y fin de la Historia

Sujeto es el autor de los hechos, objeto el hecho y fin la enseñanza del sucesivo desenvolvimiento de la humanidad; por eso Cicerón la llamo maestra de la vida.

Dualismo de la ciencia histórica

La Historia está formada por dos clases de hechos: el particular, veraz y a veces de certeza problemática (4) y el general, cuya certeza es posible afirmar.
De la reunión de los hechos particulares surge el hecho general: ejemplo de los primeros son los dichos y hechos de personajes y del segundo la Reconquista, el Feudalismo o las Cruzadas.
Hechos particulares o individuales son: el acto de cortar Alejandro Magno el nudo gordiano, el veni, vidi, vici de Julio César, el dicho "¡ Ya no hay Pirineos !" atribuido erróneamente por Voltaire a Luis XIV.

Construcción histórica

Del estudio de la historia desde estos dos aspectos depénde la construcción histórica, cuyo carácter es por lo tanto mixto, pues es ciencia de hechos generales (colectivos, duraderos, más o menos permanentes) y de hechos particulares (individuales, limitados, pasajeros, transitorios o fugaces), que es lo que algunos historiadores llaman historia interna o historia externa.
Para la Edad Antigua y la Edad Media (ambas anteriores a la invención de la imprenta) la ciencia histórica, a causa de la escasez de documentos, da mayor importancia a los hechos generales; en cambio en la Historia Moderna y Contemporánea se extiende más a los hechos particulares, si bien la misma abundancia de documentos es motivo de relatos distintos y aun contradictorios, lo que no sucede con los antiguos y los de los tiempos medios, por el pequeño número de sus historiadores.

Concepto actual de la Historia: Importancia y utilidad de la Historia
Antes se creía la Historia sólo ciencia de hechos particulares, narración de acontecimientos memorables referentes a un individuo, una familia o un pueblo, e historia militar o política. Hoy tiene la Historia más amplitud y generalidad, siendo útil y práctica con el estudio del desenvolvimiento de la civilización.
La Historia es la madre de la verdad (5) y para la Humanidad lo que la memoria al individuo (6). En la Europa del siglo XXI será la Historia lo que fueron la Filosofía en Grecia, el Derecho en Roma y la Teología en los siglos Medievales.
La mayoría de las historias antiguas no refieren otra cosa que combates y guerras; contra este abuso, hablando de la enseñanza de la Historia, nuestro gran Luis Vives decía que las guerras no deben figurar en ella sino breve y escuetamente y sin aprobarlas, más bien aborreciéndolas, no debiendo encomiarse demasiado al vencedor después de contar una campaña. Tan ilustre humanista afirmaba que todas las guerras son civiles, y por lo tanto no las creía propias ni de los hombres buenos, ni de los hombres malos, ni de nadie que sea hombre, por considerarlas furia bestial, conforme a la etimología de su nombre en latín, idioma en el cual bellum "guerra" procedia de bellua "bestia". "¡ Pillaje sin castigo, gran medio para que los hombres alcancen honor por quitar la vida y la hacienda a sus semejantes !", decía en una de sus más bellas obras tan distinguido filósofo.

Civilización

De la reunión de los hechos generales surge la civilización o cultura de los pueblos. Se entiende por civilización el perfeccionamiento moral y el adelanto material que constituyen el progreso.
Por ser la Historia hechos particulares y además civilización reunión de hechos generales, decia el filósofo Comte que era la obra del espiritu humano en la sucesión de los tiempos, manifestando la voluntad, la Historia propiamente dicha, el sentimiento, la literatura y el arte, así como el pensamiento, el desarrollo de las ciencias.

Elementos de la civilización

Los elementos de la civilización son dos: la ilustración desarrollo del espiritu merced a los conocimientos humanos y la educación cultivo del sentimiento que hace a los hombres respetarse a si mismos y considerar a sus semejantes.
Con la ilustración el hombre es mejor porque se aproxima más a Dios, que es la Sabiduria infinita; con la educación es cada vez más atento y sociable, así como su vidad más feliz.
A este propósito dice el doctísimo Zoraya: "La cultura, el saber sólo pueden ser estimados en cuanto mejoran las condiciones de la vida sobre el planeta, aumentan el bienestar de los hombres y cultivan en ellos lo que les diferencia de los animales: el sentimiento del honor, de la dignidad, de la justicia, del arte y del amor a todos y a todo. Sin esto la ciencia no hará sino añadir dolor, según la frase del Eclesiastés. No basta pensar, es preciso vivir, sentir y querer, siendo un error de la civilización el tomar la cultura como fin cuando es medio y confundir la fuerza, cuya suma es la vida, con la violencia que la perturba y destruye

Babilonia, Mesopotamia, sumeria

Babilonia era la capital del estado de Babilonia en la baja Mesopotamia. Actualmente sus ruinas se encuentran en la provincia iraquí de Babil, 110 km al sur de Bagdad. El nombre proviene del griego Babel, el cual deriva del nombre semita de la ciudad Babilim, que quiere decir La Puerta de Dios. La palabra semita es una traducción del sumerio Kà-dingir-ra.
HistoriaSegún la Biblia, Babilonia fue fundada por Nimrod en 2500 a. C., quizá como un pequeño pueblo a orillas de Río Eufrates, y que casi seguramente, durante el período Sumerio, estuvo subordinada a la más poderosa ciudad de Kish. La primera mención de Babilonia se encuentra en una tablilla, fechada en el siglo XXIV , del reino de Sharrukim de Akkad (Sargón de Acad), quien la hizo capital de un oscuro y perdido distrito de su imperio. Durante algún tiempo fue sólo una ciudad provincial más. Ya comenzada la segunda mitad del siglo XXI a. C., nómadas semitas procedentes del Desierto de Arabia (Amorreos y Tidnum) expropiaron a Amar-Sin, Rey de Sumeria y Akadia, parte de los territorios del centro de Mesopotamia (Akkad) y quisieron penetrar en Kish, pero fueron expulsados de esta última ciudad, quedando limitados a las orillas del Eufrates, es decir, Babilonia. Por ser su única posesión importante por mucho tiempo, los Martu, se encargaron de engrandecerla y embellecerla. En 2004 a. C., el Imperio de Ur III, cayó ante una coalición de Pueblos nómadas de los Montes Zargos, Elamitas, la ciudad de Isín, y los Amorreos o Martu. Estos últimos, se asentaron en la Media y Baja Mesopotamia, apoderandose de las ciudades y fundando dinastías amorritas en ellas.



Primer período Imperial

Una de las ciudades bajo gobierno Amorreo, fue Babilonia, que, si bien hacía ya mucho tiempo que estaba bajo dominio amorreo, no tenía dinastía propia. La Primer Dinastía Babilónica, fue fundada en 1894 a. C. por el amorrita Sumu-abum. Se convirtió así, en una Ciudad-Estado independiente regida por esta dinastía, cuyo sexto Rey, Hammurabi (que reinó desde 1792 a. C. hasta 1750 a. C. según la cronoñogía media), engrandecería colosalmente y extendería sus dominios, transformandola en la capital del Imperio Amorreo, que dominó toda la Mesopotamia. Desde entonces, y en adelante, adquirió gran relevancia como la verdadera metrópoli de todo el sur de Mesopotamia. Pero el Imperio no duró mucho. Tras la muerte de Hammurabi, comenzaron las revueltas:
en 1729 a. C. los primeros caudillos Casitas (tribu Aria Indoeuropea y nómade), comenzaron sucesivos intentos de conquista de Babilonia
en 1720 a. C. una región en el extremo meridional de Mesopotamia conocida como País del Mar, comienza sucesivasrevueltas con la fundación de una dinastía propia
Finalmente, en 1595 a. C., sin poder resistir las presiones de los Casitas del este, Samsu-Ditana, último rey del Primer Imperio Babilónica, es depuesto por el caudillo Casita, Agum II.

Babilonia bajo los persas

Después de pasar varias vicisitudes, la ciudad fue ocupada en el 539 a. C. por Ciro el Grande, rey de Persia. Bajo Ciro y su heredero, Darío I el Grande, Babilonia se convirtió en un centro de aprendizaje y avance científico. Los eruditos babilonios completaron mapas de constelaciones, y crearon los fundamentos de la astronomía y las matemáticas modernas. El hijo de Darío I, Artajerjes (465/464) - 424 a. C. publicó un decreto en 457 a. C., donde permitió que los judíos volvieran a su propia tierra. Sin embargo, bajo el reinado de Darío III Codomano, Babilonia empezó a estancarse progresivamente.



La invasión de Alejandro Magno

En el 331 a. C. el rey persa Darío III fue derrotado por las fuerzas del rey macedonio Alejandro III en la batalla de Gaugamela, y en octubre Babilonia vio su invasión y ocupación. Un informe nativo de esta invasión relata una orden de Alejandro para no entrar a los hogares de sus habitantes, considerando a la urbe como ciudad liberada.
Bajo Alejandro, Babilonia floreció otra vez como centro de estudio y comercio. Pero después de la misteriosa muerte de Alejandro en el 323 a. C. en el palacio de Nabucodonosor, su imperio se dividió entre sus generales, los diádocos, y pronto empezaron décadas de lucha por los restos de su imperio, con Babilonia una vez más atrapada en el medio.
Las constantes revueltas fueron vaciando paulatinamente la ciudad de Babilonia. Una tabla datada en el año 275 a. C. afirma que los habitantes de Babilonia fueron transportados a Seleucia del Tigris, la nueva capital creada por Seleuco I Nikátor para su nuevo reino, en la cual erigió un nuevo palacio, así como fue un templo llamado E-Saggila. Con este evento la historia de Babilonia llegó prácticamente a su fin, a pesar de que más de un siglo después todavía se practicaban sacrificios en su viejo santuario. Hacia el año 141 a. C., cuando los partos sometieron la región, Babilonia estaba en completa desolación y oscuridad...

Egipto (Civilización):


Las evidencias arqueológicas indican que la civilización egipcia comenzó alrededor del sexto milenio adC, durante el Neolítico, cuando se asentaron los primeros pobladores (véase el periodo predinástico). El río Nilo, en torno al cual se asienta la población, ha sido la línea de referencia para la cultura egipcia desde que los nómadas cazadores-recolectores comenzaron a vivir en sus riberas durante el pleistoceno. Los rastros de éstos primeros pobladores quedaron en los objetos y signos grabados en las rocas a lo largo del valle del Nilo y en los oasis.



A lo largo del Nilo, en el onceno milenio adC, una cultura de recolectores de grano había sido substituida por otra de cazadores, pescadores, y recolectores que usaban herramientas de piedra. Los estudios también indican asentamientos humanos en el sudoeste de Egipto, cerca de la frontera con Sudán, antes del 8000 adC. La evidencia geológica y estudios climatológicos sugieren que los cambios del clima, alrededor del 8000 adC, comenzaron a desecar las tierras de caza y pastoreo de Egipto, conformándose paulatinamente el desierto del Sáhara. Las tribus de la región tendieron a agruparse cerca del río, en donde surgieron pequeños poblados que desarrollaron una economía agrícola. Hay evidencias de pastoreo y del cultivo de cereales en el este del Sáhara en el séptimo milenio adC.
Alrededor del 6000 adC, ya había aparecido en el valle del Nilo la agricultura organizada y la construcción de grandes poblados. Al mismo tiempo, en el sudoeste se dedicaban a la ganadería y también construían. El mortero de cal se usaba en el 4000 adC. Es el denominado periodo predinástico, que comienza con la cultura de Naqada, aunque algunos egiptólogos lo sitúan antes, en el Paleolítico Inferior.
Entre el 5500 y el 3100 adC, durante el Predinástico, los asentamientos pequeños prosperaron a lo largo del Nilo. En el 3300 adC, momentos antes de la primera dinastía, Egipto estaba dividido en dos reinos, conocidos como Alto Egipto Ta Shemau y Bajo Egipto Ta Mehu.[] La frontera entre ambos se situaba en la actual zona de El Cairo, al sur del delta del Nilo.


La historia de Egipto como estado unificado comienza alrededor del 3050 adC. Menes, que unificó el Alto y el Bajo Egipto, fue su primer rey. La cultura y costumbres egipcias fueron notablemente estables y apenas variaron en casi 3000 años, incluyendo religión, expresión artística, arquitectura y estructura social.
La cronología de los reyes egipcios da comienzo en esa época. La cronología convencional es la aceptada durante el siglo XX, sin incluir cualesquiera de las revisiones que se han hecho en ese tiempo. Incluso en un mismo trabajo, los arqueólogos ofrecen a menudo, como posibles, varias fechas e incluso varias cronologías, y por ello puede haber discrepancias entre las fechas mostradas en las distintas fuentes. También se dan varias posibles transcripciones de los nombres. Tradicionalmente la egiptología clasifica la historia de la civilización faraónica dividida en dinastías, siguiendo la estructura narrativa de los epítomes de la Aigyptiaká (Historia de Egipto), del sacerdote egipcio Manetón.

Grecia (Civilización)

No es fácil delimitar la civilización griega ni en cuanto a espacio ni tiempo. El desarrollo de la cultura griega se podría dividir en tres fases: la Arcaica, la Clásica y la Helenística. En este curso histórico surgieron varios hechos importantes y fundamentales en la formación definitiva de lo que fue Grecia posteriormente: la formación de las dos polis (ciudades), el siglo V, la Edad Ateniense, las guerras Médicas o la del Peloponeso ( cinco años después de la cual se trataron de modificar las ciudades estados), La preeminencia de Macedonia (con Filipo II y su hijo, Alejandro Magno) y la extensión por Asia del mundo helenístico. La dominación romana en el siglo II adC pondría punto final a la civilización Griega políticamente, pero dejaría una impronta indeleble en sus invasores a través de los siglos.



Síntesis histórica

“De la época de las tinieblas a las polis” Esta época corresponde al surgimiento de Grecia como civilización (siglo XI al Siglo IX adC), en el curso del siglo X se produjo un proceso de urbanización en el cual se trataba de agrupar varias aldeas hasta llegar a formar ciudades como Esparta y Atenas. La organización interna socio-política de estas primitivas polis estaba dominada por las tribus Ethnos (junto a los hogares clanes y fraternidades). Estas ciudades estado eran gobernadas por reyes que ejercían la autoridad religiosa, militar y política, excepto Esparta ya que hasta cierto grado la autoridad de los reyes empezó a ser reemplazada por una autoridad aristocrática formada por terratenientes que podían criar mantener y montar sus caballos. Otros dos factores que formaron un papel fundamental en la formación de la civilización griega fueron la institución de los juegos panhelénicos como los juegos olímpicos, comenzados en los años 776 adC los cuales subrayan los rasgos comunes de los griegos y las dos epopeyas de Homero probablemente compuesta en el siglo VIII adC. El siglo VIII adC fue un periodo revolucionario para la formación de la civilización griega ya que asistimos a la introducción del alfabeto fenicio y su adaptación a la lengua griega, se mejoraron también la metalurgia del hierro y las técnicas agrícolas; esto produjo como resultado el aumento de la población lo cual genero necesidades como la fundación de colonias. Estas colonias enviaban metales y alimentos a sus metrópolis e importaban a cambio productos ya terminados. Esta prosperidad comercial, entre otros factores, condujo a la rápida fundación de las ciudades estado griegas por la costa del Egeo y sus islas (a finales de ese siglo ya había más de 700 ciudades- estado).Ésta riqueza avivó cada vez más las ansias de independencia política de las colonias respecto a sus metrópolis, no siempre por la vía pacífica lo que originó la creación de ejércitos y técnicas militares perfeccionadas como la infantería pesada, (los hoplitas) que reemplazaron a los anteriores ejércitos de caballería. A modo general puede decirse que en los siglos VIII al VI adC, las polis griegas experimentaron una transición de un sistema de gobierno monárquico a uno aristocrático. En el curso de las crisis sociales de los siglos VII y VI adC pasaron por una serie de gobiernos dictatoriales (los tiranos) hasta llegar finalmente a unos gobiernos democráticos. Esparta siguió un curso distinto por que conservo su doble monarquía, y después de la segunda guerra desarrolló una organización militar que llego a caracterizarlo a futuro.

Cristianismo


Desde que Tiberio se retiró a Capri y dejó el gobierno del Imperio Romano en manos de Sejano, la vida en Roma se volvió peligrosa. Sejano endureció las leyes contra la traición y mucha gente fue procesada por causas mínimas. Las delaciones eran recompensadas, hasta el punto que hubo quienes se ganaban la vida con ellas (y, naturalmente, a un delator profesional no le importaba mucho si sus acusaciones tenían fundamento). En Agripina, la viuda de Germánico, fue acusada de conspiración contra Tiberio. Pudo haber algo de cierto, pues al parecer creía que el emperador había envenenado a su marido. Sejano no se atrevió a actuar contra ella sin el respaldo de Tiberio, pero lo convenció para que la exiliara. El año anterior Tiberio había desterrado, también a instancias de Sejano, a Nerón Julio César, al que seis años antes había nombrado heredero. (Ese mismo año murió Livia, la viuda de Augusto.)


Pero los acontecimientos más trascendentes del momento estaban teniendo lugar inadvertidamente en Jerusalén. Unos días después de la muerte de Jesús corrió el rumor entre sus seguidores de que había resucitado. Los cuatro evangelios (especialmente los tres primeros) son bastante coherentes en cuanto a los hechos que narran, pero a partir de la crucifixión se diversifican. Así, según san Mateo, las primeras en ver a Jesús resucitado fueron María Magdalena y "la otra María", según san Marcos fue María Magdalena, según san Lucas fueron María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, mientras que según san Juan fue María Magdalena. María Magdalena era una prostituta, de la que algunos conjeturan que fue amante de Jesús y, sea esto cierto o no, parece ser que fue una de las que más lloraron su muerte. Es razonable conjeturar que fue ella quien inició el rumor sobre la resurrección, probablemente aturdida y afectada por los acontecimientos. Ahora bien, si a uno le cuentan que un hombre ha resucitado, es difícil no mostrar cierto escepticismo, y si además resulta que el testigo ocular es alguien sentimentalmente vinculado con el difunto a quien la muerte le ha dejado fuera de sí, y además se trata de una prostituta (tengamos en cuenta la mentalidad de la época), la credibilidad de la noticia disminuye considerablemente. Por ello, es de prever que los primeros añadidos que tendrá el rumor al pasar de boca en boca irán encaminados a aportar testigos más solventes, y así no es de extrañar que María Magdalena pronto se viera acompañada en su testimonio por otras mujeres de más prestigio e imparcialidad reconocida.
Es razonable suponer que, ante el rumor, la gente buscara confirmación en los más allegados a Jesús, esto es, los doce discípulos. Éstos no habían mostrado una actitud muy heroica cuando su maestro fue capturado. Al parecer se dispersaron y negaron conocerle de nada. Luego, cuando las aguas se hubieron calmado y tal vez confusos por las gentes que les preguntaban si era verdad que Jesús había resucitado, decidieron reunirse. En realidad sólo acudieron once de ellos, pues Judas Iscariote había participado en la detención de Jesús y, según los evangelios, se ahorcó poco después, presa del remordimiento (aunque esto suena más a moraleja que a historia real).
Los once discípulos tomaron una decisión singular: acordaron mantener que Jesús era el Mesías, que había resucitado, que se les había aparecido a todos ellos y que antes de ascender al cielo les había ordenado que continuaran predicando en su nombre el evangelio, esto es, anunciando a todos los judíos que en breve volvería a la tierra en majestad para juzgar a vivos y muertos. Así se convirtieron en los apóstoles (enviados) de Jesucristo (Jesús el Mesías). Para completar el número redondo de doce, Judas Iscariote fue reemplazado por Matías.
Para dar coherencia a su historia afirmaron que Jesús se había entregado voluntariamente al tormento. Al igual que los judíos sacrificaban animales para que se les perdonaran sus pecados, Jesús se había ofrecido en sacrificio para que Dios perdonara a los judíos todos sus pecados, era el Cordero de Dios, el cordero que Dios había enviado a la tierra para que los judíos lo sacrificaran por sus pecados.

Roma (Civilización)

Según la leyenda, la ciudad fue fundada por Rómulo (y su hermano Remo, según algunas versiones) en el año 753 a.C. Aunque las pruebas arqueológicas indican que existió vida humana en este lugar con anterioridad, un extenso asentamiento humano bien podría datar de esta fecha. Se han encontrado en la colina Palatina indicios de una aldea de la edad del hierro, de mediados del siglo VIII a.C. La leyenda del rapto de las sabinas y la consiguiente fusión de romanos y sabinos también se apoya en restos arqueológicos constatados.
La antigua Roma era un reino basado en dos estamentos, los patricios (nobles) y los plebeyos, que carecían de derechos civiles y políticos. El Senado, o Consejo de Ancianos, elegía a los monarcas y limitaba su poder.

La República de Roma

Desde el siglo VII hasta el siglo VI a.C. los reyes etruscos dominaron Roma, pero hacia el 510 a.C. se estableció la República cuando el último monarca, Tarquino el Soberbio, fue destronado. A partir de entonces Roma empezó a absorber las regiones periféricas. A raíz de la invasión gala a principios del siglo IV a.C., se construyó alrededor de la ciudad la llamada Muralla servia. El primer acueducto de Roma se construyó en el siglo 312 a.C.; al mismo tiempo, se construyó la vía Apia que enlazaba la ciudad con el sur de Italia. Roma siguió expandiéndose tanto durante como después de las Guerras Púnicas (264-146 a.C.). Durante este tiempo se edificó la primera basílica, en el 184 a.C., en el Foro.Tras los asesinatos de los hermanos Tiberio (133 a.C.) y Cayo Sempronio Graco (121 a.C.), quienes habían intentado llevar a cabo una reforma agraria que permitiera acceder a la posesión de tierras a los plebeyos, la ciudad experimentó un periodo de inestabilidad que llegó a su cenit con las guerras civiles del siglo I a.C. Por último, Julio César se convirtió en dictador e instituyó una serie de reformas. El Foro se había sobrecargado de edificios y monumentos, por lo que procedió a su ampliación creando el Foro de César y se completó durante el mandato de Augusto, primer emperador, quien también construyó el llamado Foro de Augusto.



(El Coliseo es probablemente uno de los símbolos de Roma más conocidos universalmente. Construido por los emperadores Vespasiano y Tito utilizando fundamentalmente esclavos judíos, fue terminado en el año 82. Los 50.000 asientos del anfiteatro tenían un toldo de lino replegable para proteger a los espectadores de la lluvia y el sol. Los romanos acudían a ver juegos y otros espectáculos, entre los cuales el más popular era la lucha de gladiadores. El Coliseo es una estructura impresionante aunque está en ruinas, y en peligro de sufrir mayores deterioros causados por el aire contaminado y el tráfico)

El Imperio de Roma

A comienzos de este periodo, Roma se había convertido en el centro del Imperio y de ella partía el sistema viario que ponía en contacto sus diferentes regiones, por lo que bien podía ser considerada como la capital del mundo. Esta vasta aglomeración estaba dotada con una red que permitía el abastecimiento de agua y otra de alcantarillado, pero superpoblados vecindarios pobres eran causa de frecuentes incendios. Por este motivo, el emperador Augusto instituyó las vigilias, o bomberos con poderes policiales. A pesar de todo, en el 64 d.C., un desastroso incendio destruyó gran parte del centro de la ciudad. Para Nerón, emperador entonces en el poder, esta fue la oportunidad de construir su palacio de la Casa Dorada.


La dinastía Flavia (69-96 d.C.) inició, para ganarse el favor del pueblo romano, un programa de obras públicas; la más destacada de éstas fue el anfiteatro conocido como Coliseo, donde se representaban juegos entre gladiadores e incluso batallas navales (naumaquias) sobre el escenario que eran enormemente populares. En aquel tiempo no había una producción a gran escala en Roma y no se generaba trabajo suficiente para tanta población, de ahí que para evitar revueltas populares fuera frecuente la distribución de alimentos entre el pueblo y la celebración de espectáculos gratuitos en el Coliseo, manteniendo así la política de ‘pan y circo’ que comenzó en la época republicana. También eran frecuentes las representaciones gratuitas en teatros públicos.
El emperador Trajano mandó construir a principios del siglo II el último de los foros imperiales. Por entonces, los baños termales, algunos incluso con bibliotecas, se habían convertido en una parte esencial de la vida de la ciudad; los más grandes fueron las termas construidas por Caracalla y Diocleciano en el siglo III. Puesto que el declive llamaba a las puertas del Imperio, se levantó en el siglo III otra muralla rodeando la ciudad. En el siguiente siglo, no obstante, era obvio que la corte imperial tendría que estar más próxima a la frontera. El emperador Constantino I el Grande fundó la ciudad de Constantinopla para ser la ‘nueva roma’ cristiana. Aunque entonces Roma empezaba a deteriorarse seriamente, se edificaron en este periodo las primeras basílicas cristianas más importantes, entre ellas la de San Pedro.


El Foro
(El Foro de la antigua Roma fue originalmente una sección abierta de la ciudad para asambleas públicas. Con posterioridad, se construyeron templos y comercios en él, y finalmente se convirtió en sede de gobierno. A la derecha de la plataforma para los oradores (centro) puede observarse el arco de Septimito Severo. El templo de la Concordia aparece en la parte posterior).

Edad Media


Período histórico de la Civilización Occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa tradicionalmente en el año 476 con la caída del Imperio Romano de Occidente[1]y su fin en 1492 con el descubrimiento de América,[] o en 1453 con la caídad del Imperio Romano de Oriente, fecha que tiene la ventaja de coincidir con la invención de la imprenta.
Actualmente los historiadores del periodo prefieren matizar esta ruptura entre Antigüedad y Edad Media de forma que entre los siglos III y VIII se suele hablar de Antigüedad Tardía, que habría sido una gran etapa de transición en todos los ámbitos: en lo económico, para la sustitución del modo de producción esclavista por el modo de producción feudal; en lo social, para la desaparición del concepto de ciudadanía romana y la definición de los estamentos medievales, en lo político para la descomposición de las estructuras centralizadas del Imperio romano que dió paso a una dispersión del poder; y en lo ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la cultura clásica por las teocéntricas culturas cristiana o islámica (cada una en su espacio)[]
Suele dividirse en dos grandes períodos: Temprana o Alta Edad Media (siglo V a siglo X, sin una clara diferenciación con la Antigüedad Tardía); y Baja Edad Media (siglo XI a siglo XV), que a su vez puede dividirse en un periodo de plenitud, la Plena Edad Media (siglo XI al siglo XIII), y los dos últimos siglos que presenciaron la Crisis de la Edad Media o del siglo XIV.




Fragmentación de la Autoridad

Durante este periodo no existió realmente una maquinaria de gobierno unitaria en las distintas entidades políticas, aunque la poco sólida confederación de tribus permitió la formación de reinos. El desarrollo político y económico era fundamentalmente local y el comercio regular desapareció casi por completo, aunque la economía monetaria nunca dejó de existir de forma absoluta. En la culminación de un proceso iniciado durante el Imperio romano, los campesinos comenzaron a ligarse a la tierra y a depender de los grandes propietarios para obtener su protección y una rudimentaria administración de justicia, en lo que constituyó el germen del régimen señorial. Los principales vínculos entre la aristocracia guerrera fueron los lazos de parentesco aunque también empezaron a surgir las relaciones feudales. Se ha considerado que estos vínculos (que relacionaron la tierra con prestaciones militares y otros servicios) tienen su origen en la antigua relación romana entre patrón y cliente o en la institución germánica denominada comitatus (grupo de compañeros guerreros). Todos estos sistemas de relación impidieron que se produjera una consolidación política efectiva.







El Poder Papal


Durante la alta edad media la Iglesia católica, organizada en torno a una estructurada jerarquía con el papa como indiscutida cúspide, constituyó la más sofisticada institución de gobierno en Europa occidental. El Papado no sólo ejerció un control directo sobre el dominio de las tierras del centro y norte de Italia sino que además lo tuvo sobre toda Europa gracias a la diplomacia y a la administración de justicia (en este caso mediante el extenso sistema de tribunales eclesiásticos). Además las órdenes monásticas crecieron y prosperaron participando de lleno en la vida secular. Los antiguos monasterios benedictinos se imbricaron en la red de alianzas feudales. Los miembros de las nuevas órdenes monásticas, como los cistercienses, desecaron zonas pantanosas y limpiaron bosques; otras, como los franciscanos, entregados voluntariamente a la pobreza, pronto empezaron a participar en la renacida vida urbana. La Iglesia ya no se vería más como una ciudad espiritual en el exilio terrenal, sino como el centro de la existencia. La espiritualidad altomedieval adoptó un carácter individual, centrada ritualmente en el sacramento de la eucaristía y en la identificación subjetiva y emocional del creyente con el sufrimiento humano de Cristo. La creciente importancia del culto a la Virgen María, actitud desconocida en la Iglesia hasta este momento, tenia el mismo carácter emotivo.

El concepto de Edad Media nació como la segunda edad de la división tradicional del tiempo histórico debida a Cristóbal Cellarius (Historia Medii Aevi a temporibus Constanini Magni ad Constaninopolim a Turcis captam deducta (Jena, 1688),[] quien la consideraba un tiempo intermedio, sin apenas valor por sí mismo, entre la Edad Antigua identificada con el arte y la cultura de la civilización grecorromana de la Antigüedad clásica y la renovación cultural de la Edad Moderna -en la que él se sitúa- que comienza con el Renacimiento y el Humanismo. La popularización de este esquema ha perpetuado un preconcepto erróneo: el de considerar a la Edad Media como una época oscura, sumida en el retroceso intelectual y cultural, y un aletargamiento social y económico secular (que a su vez se asocia con el feudalismo en sus rasgos más oscurantistas, tal como se definió por los revolucionarios que combatieron el Antiguo Régimen). Sería un periodo dominado por el aislamiento, la ignorancia, la teocracia, la superstición y el miedo milenarista alimentado por la inseguridad endémica, la violencia y la brutalidad de guerras e invasiones constantes y epidemias apocalípticas.

Pueblos Germanos

Grupo de pueblos indoeuropeos que conquistaron la mayor parte del oeste y del centro de Europa en el siglo V d.C., contribuyendo al fin del Imperio romano de Occidente. Hacia el siglo II a.C., los pueblos germanos ya habían ocupado el norte de Germania (fundamentalmente, la actual Alemania) y el sur de Escandinavia.
Casi todo lo que se conoce sobre los pueblos germanos procede de los relatos históricos escritos por dos autores romanos: Comentarios sobre la guerra de las Galias (51 a.C.) de Julio César, y Germania (98 d.C.) de Publio Cornelio Tácito. En tiempos de César, la posesión de tierra entre los germanos no implicaba la propiedad privada; en su lugar los campos se dividían anualmente entre los clanes. Sin embargo, en tiempos de Tácito, la tierra se repartía anualmente entre particulares, según la clase social. La unidad sociopolítica básica era el pagus (clan). Durante el periodo de César, algunos pagi tenían líderes militares como jefes, pero sólo en tiempo de guerra. Sin embargo, en la época de Tácito, al menos varios pagi elegían jefes de plena dedicación. Estos líderes no tenían un poder absoluto, ya que aquél estaba limitado por un consejo de nobles y por una asamblea de guerreros. Los jefes militares tenían grupos de hombres (comitium) que les juraban lealtad, tanto en tiempos de guerra como de paz.
El primer encuentro entre los pueblos germanos y sus vecinos romanos fue en el siglo II a.C., cuando los cimbrios y los teutones invadieron la Galia, siendo derrotados en la actual Provenza. Sin embargo, para entonces la mayor parte de Germania estaba ocupada por tribus germanas, como los suevos, queruscos y otras. Cuando los romanos a su vez intentaron conquistar la zona oriental del río Rin, a principios del siglo I d.C., el jefe querusco Arminio (Hermann) les derrotó. Hacia mitad del siglo II d.C., la presión de los germanos sobre las fronteras romanas se intensificó. El emperador Marco Aurelio Antonino libró con éxito una guerra contra tribus como los marcomanos, los cuados y los yázigas. Para entonces, los ejércitos romanos habían comenzado a usar mercenarios germanos. Durante el siglo III, más emigraciones causaron una crisis dentro del Imperio, cuando los godos, alamanes y francos penetraron en las fronteras germanas. El movimiento se detuvo algún tiempo, en el siglo III, durante los reinados de los emperadores Diocleciano y Constantino I el Grande, pero se reanudó cuando los hunos, no germanos, que partieron de Asia central en el siglo IV, comenzaron a presionar a los pueblos germanos. En el siglo V, estos últimos ocuparon todo el Imperio romano de Occidente. Durante los siglos siguientes, las tribus germanas se convirtieron al cristianismo y sentaron las bases de la Europa medieval.
Otros pueblos germanos que merecen ser mencionados son los anglosajones, que se establecieron en los siglos V y VI d.C. en Britania; los vándalos, que llegaron a dominar parte del norte de África hasta mediados del siglo VI d.C.; o los lombardos, que conquistaron el territorio septentrional de la península Itálica durante la segunda mitad del mismo siglo. Las lenguas germánicas aún se hablan en Alemania, Austria, Suiza, Escandinavia, los Países Bajos, Bélgica, Sudáfrica, y en los países de habla inglesa.



Innovaciones bárbaras los hunus

Los francos fueron una tribu procedente de Baja Renania y de los territorios situados inmediatamente al este (Westfalia), que, al igual que muchas otras tribus germánicas occidentales, entró a formar parte del Imperio Romano en su última etapa en calidad de foederati, asentándose en el limes (Bélgica y norte de Francia). Con posterioridad establecieron un duradero reino en una zona que abarca la mayor parte de la actual Francia, así como la región de Franconia en Alemania.
La palabra franco significa «libre» en el lenguaje franco. Esta libertad no se extendía a las mujeres ni a la población de esclavos que se trasladaron con los francos libres.
Los primeros francos
No se sabe mucho de los inicios de la historia de los francos. El cronista galo-romano Gregorio de Tours, autor de la Historia Francorum («Historia de los francos»), que cubre el período hasta el año 594, es la fuente principal. En ella cita a su vez como fuentes a Sulpicio Alexander y a Frigeridus (los cuales serían desconocidos de no ser por él), además de aprovechar su propia relación personal con muchos francos insignes. Aparte de la Historia de Gregorio, existen además otras fuentes romanas anteriores, como Amiano y Sidonio Apolinar
Los estudiosos modernos dedicados al período de las migraciones han sugerido que el pueblo franco podría haber surgido de la unificación de grupos germánicos anteriores más pequeños (Usipeti, Tencter, Sugambri y Bructeri), que habitaban el valle del Rin y los territorios situados inmediatamente al este. Esta unión podría estar relacionada con el aumento del caos y las insurrecciones acontecidas en la zona como resultado de la guerra entre Roma y los marcomanni, que había comenzado en el año 166, así como de los conflictos derivados de ésta durante la segunda mitad del siglo II y el siglo III.

Reinos Francos



situados inmediatamente al este (Westfalia), que, al igual que muchas otras tribus germánicas occidentales, entró a formar parte del Imperio Romano en su última etapa en calidad de foederati, asentándose en el limes (Bélgica y norte de Francia). Con posterioridad establecieron un duradero reino en una zona que abarca la mayor parte de la actual Francia, así como la región de Franconia en Alemania.
La palabra franco significa «libre» en el lenguaje franco. Esta libertad no se extendía a las mujeres ni a la población de esclavos que se trasladaron con los francos libres.

Los primeros francos

No se sabe mucho de los inicios de la historia de los francos. El cronista galo-romano Gregorio de Tours, autor de la Historia Francorum («Historia de los francos»), que cubre el período hasta el año 594, es la fuente principal. En ella cita a su vez como fuentes a Sulpicio Alexander y a Frigeridus (los cuales serían desconocidos de no ser por él), además de aprovechar su propia relación personal con muchos francos insignes. Aparte de la Historia de Gregorio, existen además otras fuentes romanas anteriores, como Amiano y Sidonio Apolinar.
Los estudiosos modernos dedicados al período de las migraciones han sugerido que el pueblo franco podría haber surgido de la unificación de grupos germánicos anteriores más pequeños (Usipeti, Tencter, Sugambri y Bructeri), que habitaban el valle del Rin y los territorios situados inmediatamente al este. Esta unión podría estar relacionada con el aumento del caos y las insurrecciones acontecidas en la zona como resultado de la guerra entre Roma y los marcomanni, que había comenzado en el año 166, así como de los conflictos derivados de ésta durante la segunda mitad del siglo II y el siglo III.
En un principio, los francos se dividían en dos grupos, cuyos nombres derivarían, según algunas interpretaciones, de sus asentamientos en torno a dos ríos:
· los francos salios habitarían, a mediados del siglo III d. C., el valle inferior del río Rin, en los actuales Países Bajos y noroeste de Alemania. Su nombre estaría vinculado, según unos al río Ijssel (forma antigua Isala, como otros cursos de agua Isère, Yser, Isar);,según otros al vocablo germánico «see» (mar), y según los menos al también germánico «sal» (cabestro).
· los francos ripuarios habitarían el curso medio del río Rín, y su nombre derivaria del vocablo latino «ripa» (río), en el sentido de la gente del Rin.
Ya en el siglo IX (si no antes) la división entre ambos era prácticamente inexistente, pero durante algún tiempo continuó siendo aplicada en el sistema legal por el que una persona podía ser juzgada.

Los francos en el Imperio romano

Entre los años 355 y 358, el emperador Juliano volvió a encontrarse con las vías fluviales del Rin bajo el control de los francos, y una vez más volvió a pacificarlos. Roma les concedió una parte considerable de la Gallia Belgica, momento a partir del cual pasaron a ser foederati del Imperio Romano, aunque el emperador forzó el retorno de los camavos a Hamaland (un distrito ahora holandés en la actual Güeldres). Todavía hoy, en Flandes (Bélgica) y Holanda se siguen hablando el holandés, una lengua de origen germánico. De este modo, los francos se convirtieron en el primer pueblo germánico que se asentó de manera permanente dentro de territorio romano.
Algunos francos prosperaban en suelo romano, como Flavio Bauto y Arbogastes, militares que apoyaban la causa de los romanos, mientras que otros reyes francos, como Malobaudes eran activos en el suelo romano por razones opuestas. Después de que la caída de Arbogastes tras su suicidio en la Batalla de Frígido, su hijo Arigio tuvo éxito al establecer un condado hereditario en Tréveris, y después de la caída del usurpador Constantino III, algunos francos apoyaron al usurpador Jovino (411).
A pesar de ser aliados de Roma —de hecho contribuyeron a defender las fronteras tras el paso de las tribus germánicas por el Rin en el 406— desde la década de 420, los francos aprovecharon la decadencia de la autoridad romana sobre la Galia, para extenderse al sur, de manera que fueron conquistando gradualmente la mayor parte de la Galia romana al norte del río Loira y al este de la Aquitania visigoda.
Clodoveo y la creación del reino de los francos

Clodoveo I, hijo de Childerico I, comenzó una política de expansión de su autoridad sobre las otras tribus francas y de ampliación de su territorio al sur y oeste de la Galia. Así, comenzó una campaña militar con la intención de consolidar los varios reinos francos en la Galia y Renania, dentro de la cual se enmarca la derrota de Siagrio en 486. Esta victoria supuso el fin del control romano en la región de París.
En la Batalla de Vouillé (507), Clodoveo, con la ayuda de los burgundios, derrotó a los visigodos, expandiendo su reino al este, hasta los Pirineos. Tras esta batalla, Gregorio de Tours indica que Clodoveo llevó a cabo campañas para eliminar a los demás reyes francos, tanto ripuarios como salios.
La conversión de Clodoveo al cristianismo, tras su matrimonio con la princesa católica burgundia Clotilde en 493, pudo haber ayudado a acercarle al papa y a otros soberanos cristianos ortodoxos. La conversión de Clodoveo supuso la conversión del resto de francos. Al profesar la misma fe que sus vecinos católicos, los recientemente cristianizados francos encontraron mucho más fácilmente la aceptación por parte de la población local galo-romana que los arrios, los visigodos, los vándalos o los burgundios. De esta forma, los merovingios dieron lugar a la que con el tiempo sería la dinastía de reyes más estable de Occidente.



Esta estabilidad, sin embargo, no se extendía a la vida cotidiana durante la era merovingia. Aunque en tiempos de los romanos existía un cierto grado de violencia (sobre todo en la etapa final), la introducción de la práctica germánica de recurrir a la violencia para solventar disputas y conflictos legales llevó a un cierto grado de anarquía. Esto afectó al comercio, que se llegó a verse interrumpido ocasionalmente, dificultando de manera creciente la vida cotidiana, lo que desembocó en una progresiva fragmentación y localización de la sociedad en villas. La alfabetización, aparte de las iglesias y monasterios, era prácticamente nula.


Los cruzados y otros europeos occidentales conocidos como «francos»

Puesto que el reinado franco mantuvo el dominio sobre Europa occidental durante siglos, existen muchos términos derivados de «franco» usados por muchos de los habitantes de Europa oriental, Oriente Medio y territorios más al este como sinónimo para los cristianos romanos (p. e.: al-Faranj en árabe, farangi en persa, Feringhi en indostánico, Frangos en griego, y Frany). Durante las cruzadas, dirigidas principalmente por nobles de la Francia septentrional que aseguraban ser descendientes de Carlomagno, tanto los musulmanes como los cristianos utilizaban estos términos para referirse a los cruzados. Muchos historiadores modernos han seguido este uso de la palabra, denominando a los europeos occidentales en el Mediterráneo oriental «francos», independientemente de su país de origen.

Imperio bizantino



Es el término historiográfico que se utiliza desde el siglo XVIII para hacer referencia al Imperio Romano de Oriente en la Edad Media. La capital de este imperio cristiano se encontraba en Constantinopla (actual Estambul), de cuyo nombre antiguo, Bizancio, tomó el término la erudición ilustrada. Aunque era denominado "Imperio de los Griegos" por sus contemporáneos de Europa occidental (debido al predominio en él de la lengua, la cultura y la población griegas), sus habitantes se consideraron a sí mismos romanos, refiriéndose a su patria como "Imperio Romano" (Βασιλεία Ρωμαίων) o "Romania "(Ρωμανία) y sus gobernantes se consideraron emperadores de los romanos, sucesores directos de Augusto y Constantino. En el mundo islámico fue conocido como روم‎ (Rûm, "tierra de los Romanos") y sus habitantes como rumis, calificativo que por extensión acabó aplicándose a los cristianos en general, y en especial a aquellos que se mantuvieron fieles a su religión en los territorios conquistados por la espada del Islam.
En tanto que continuación de la parte oriental del Imperio Romano, su transformación en una entidad cultural diferente de Occidente puede verse como un proceso que se inició cuando el emperador Constantino trasladó la capital a la antigua Bizancio (que entonces rebautizó como Nueva Roma, y más tarde se denominaría Constantinopla); continuó con la escisión definitiva del Imperio en dos partes tras la muerte de Teodosio I, en 395, y la posterior desaparición, en 476, del Imperio Romano de Occidente; y alcanzó su culminación durante el siglo VII, bajo el emperador Heraclio, con cuyas reformas (sobre todo, la reorganización del ejército y la adopción del griego como lengua oficial), el Imperio adquirió un carácter marcadamente diferente.
A lo largo de su dilatada historia, el Imperio Bizantino sufrió numerosos reveses y pérdidas de territorio, pese a lo cual continuó siendo una importante potencia militar y económica en Europa, Oriente Próximo y el Mediterráneo oriental durante la mayor parte de la Edad Media. Tras una última recuperación de su pasado poder durante la época de la dinastía Comnena, en el siglo XII, el imperio comenzó una prolongada decadencia que culminó con la toma de Constantinopla y la conquista del resto de los territorios bajo dominio bizantino por los turcos, en el siglo XV.
Durante su milenio de existencia, el Imperio fue un bastión del cristianismo, y contribuyó a defender Europa Occidental de la expansión del Islam. Fue uno de principales centros comerciales del mundo, estableciendo una moneda de oro estable que circuló por toda el área mediterránea. Influyó de modo determinante en las leyes, los sistemas políticos y los costumbres de gran parte de Europa y de Oriente Medio, y gracias a él se conservaron y transmitieron muchas de las obras literarias y científicas del mundo clásico y de otras culturas.


El término «Imperio Bizantino

Es un término moderno que hubiera resultado sumamente extraño a sus contemporáneos, que se consideraban a sí mismos romanos, y a su imperio el Imperio Romano. El nombre en griego original era Romania (Ρωμανία) o Basileía Romaíon (Βασιλεία Ρωμαίων; imperio de los romanos), traducción directa del nombre en latín, Imperium Romanorum

«Sobre el Imperio bizantino, el veredicto universal de la historia es que constituye, sin excepción alguna, la forma cultural más baja y abyecta que haya asumido la civilización hasta ahora [...] No ha habido otra civilización duradera tan despojada de toda forma o elemento otorgador de grandeza [...] Sus vicios eran los de los hombres que habían dejado de ser valientes sin aprender a ser virtuosos [...] Esclavos, y esclavos gustosos, tanto en sus actos como en sus pensamientos, hundidos en la sensualidad y en los placeres más frívolos, sólo salían de su apatía cuando alguna sutileza teológica o algún hecho de caballería en las carreras de cuádrigas les estimulaba a lanzarse en revueltas frenéticas [...] La historia de dicho imperio es una relación monótona de intrigas de sacerdotes, eunucos y mujeres, de envenenamientos, conspiraciones, ingratitudes y fratricidios continuos».
Historia
Para asegurar el control del Imperio Romano y hacer más eficiente su administración, Diocleciano, a finales del siglo III, instituyó el régimen de gobierno conocido como tetrarquía, dividiendo el imperio en dos partes, gobernadas por dos emperadores augustos, cada uno de los cuales llevaba asociado un "vice-emperador" y futuro heredero césar. Tras la abdicación de Diocleciano el sistema perdió su vigencia y se abrió un período de guerras civiles que no concluyó hasta 324, cuando Constantino I el Grande unificó ambas partes del Imperio.
Constantino reconstruyó la ciudad de Bizancio como nueva capital en 330. La llamó «Nueva Roma», pero se la conoció popularmente como Constantinopla ('La Ciudad de Constantino').
La nueva administración tuvo su centro en la ciudad, que gozaba de una envidiable situación estratégica y estaba situada en el nudo de las más importantes rutas comerciales del Mediterráneo oriental.
Constantino fue también el primer emperador en adoptar el cristianismo, religión que fue incrementando su influencia a lo largo del siglo IV y terminó por ser proclamada por el emperador Teodosio I, a finales de dicha centuria, religión oficial del Imperio.

A la muerte del emperador Teodosio I, en 395, el Imperio se dividió definitivamente: Flavio Honorio, su hijo mayor, heredó la mitad occidental, con capital en Roma, mientras que a su otro hijo, Arcadio, le correspondió la oriental, con capital en Constantinopla. Para la mayoría de los autores, es a partir de este momento cuando comienza propiamente la historia del Imperio Bizantino. Mientras que la historia del Imperio Romano de Occidente concluyó en 476, cuando fue depuesto el joven Rómulo Augústulo por el germano (del grupo hérulo) Odoacro, la historia del Imperio Bizantino se prolongará durante aún casi un milenio.



El jefe supremo del Imperio Bizantino era el emperador (basileus), que dirigía el ejército, la administración, y tenia el poder religioso. Cada emperador tenía la potestad de elegir a su sucesor, al que asociaba a las tareas de gobierno confiriéndole el título de césar. En algún momento de la historia de Bizancio (concretamente, durante el reinado de Romano Lecapeno) llegó a haber hasta cinco césares simultáneos.
El sucesor no era necesariamente hijo del emperador. En muchos casos, la sucesión fue de tío a sobrino (Justiniano, por ejemplo, sucedió a su tío Justino I y fue sucedido por su sobrino Justino II). Otros personajes llegaron a la dignidad imperial a través del matrimonio, como Nicéforo II o Romano IV Diógenes.
Si bien el emperador elegía a su sucesor, fueron muchos los que llegaron al poder al ser proclamados emperadores por el ejército (como Heraclio o Alejo I Comneno), o gracias a las intrigas cortesanas, a veces aderezadas con numerosos crímenes. Para evitar que los emperadores depuestos y sus familiares reivindicaran el trono eran con frecuencia cegados y, en ocasiones, castrados, y confinados en monasterios. Un caso peculiar es el de Justiniano II, llamado Rhinotmetos ('Nariz cortada'), a quien el usurpador Leoncio cortó la nariz y envió al destierro, aunque recuperaría posteriormente su trono. Estos crímenes atroces fueron sumamente frecuentes en la historia del Imperio Bizantino, especialmente en las épocas de inestabilidad política.


El escudo del Imperio Bizantino, cuando gobernaban los Paleólogos, hace referencia al papel político y religioso del Emperador; el águila bicéfala porta en una pata un orbe o una cruz(la Iglesia); y en la otra, una espada (Estado).
La figura del emperador estaba especialmente relacionada con la Iglesia, que se convirtió en un factor estabilizador, y especialmente con el Patriarca de Constantinopla. La monarquía bizantina tenía un carácter cesaropapista —uno de los títulos del emperador era Isapóstolos ('Igual a los Apóstoles'), y ciertas prerrogativas de su cargo remiten al Rex sacerdos ('Rey sacerdote') de la monarquía israelita—. El emperador y el Patriarca tenían una relación de mutua interdependencia: si bien el emperador designaba al Patriarca, era éste el que sancionaba su acceso al poder mediante la ceremonia de coronación. Entre uno y otro hubo en la historia de Bizancio muchos momentos de tensión, pues los intereses del Estado diferían a veces de los de la Iglesia. En la última etapa del Imperio, por ejemplo, cuando los emperadores, para obtener la ayuda de Occidente frente a los turcos, intentaron restaurar la unidad religiosa de su iglesia con la de Roma, se encontraron con la tenaz resistencia de los patriarcas.

Los Árabes y el Islamismo



Arabia es una gran península asiática de tres millones de kilómetros cuadrados, limitada por el Mediterráneo, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico. Las civilizaciones, que se desarrollaron en Egipto y en Oriente, en su expansión chocaron siempre con el enorme desierto arábigo, inmenso obstáculo natural. Sus costas rocosas dificultan la navegación. Arabia es: "Djesirat el Arab", la isla de los árabes. El desierto se extiende por las nueve décimas partes del país. De esta tierra reseca y recalentada levántanse nubes de polvo que llegan a oscurecer el Sol. No existen corrientes de agua y sólo a temporadas algún que otro miserable riachuelo cruza el país. Según una antigua tradición, los pobladores de Arabia son descendientes de Ismael, hijo de Abraham y de su esclava Agar.
En el siglo VI se hallaban claramente diferenciadas dos clases de población: la nómada y la sedentaria. A la primera pertenecían los árabes trashumantes -beduinos- que llevaban una vida ruda y llena de peligros. Practicaban el robo, el pillaje y el asesinato sin remordimiento alguno. Odiaban a los árabes sedentarios, a quienes, con frecuencia, hacían objeto de sus depredaciones. La institución sagrada era la tribu; el matrimonio tenía por único fin conseguir el aumento de la población.
El beduino que más hijos tenía era el más considerado. Las tribus vivían en un constante estado de enemistad y de guerra, pues no concebían las ventajas de la unidad. Eran poco religiosos, adoraban a numerosas divinidades y a bloques de piedra que transportaban en su incesante deambular por el desierto. Algunas tribus se habían convertido al judaísmo y a la religión cristiana, por lo que, durante el siglo VI existió un movimiento religioso que tendía al monoteísmo.Sin embargo, entre estas tribus existía un lazo de unión formidable: la lengua. El árabe se enorgullecía de la riqueza de su vocabulario y procuraba sostener su pureza. Las faltas cometidas al hablar eran castigadas a bastonazos y los poetas eran considerados como seres privilegiados y mágicos. Los beduinos escuchaban embelesados sus narraciones.

MAHOMA. Un muchacho árabe -Mahoma (570-632)- fue el hombre llamado a cambiar la manera de pensar y sentir de sus compatriotas. Huérfano de madre a los seis años, tuvo una infancia muy dura. A los 24 años estaba al servicio de la viuda Khadidja y dirigía las caravanas que se encaminaban aEgipto, Palestina y el Golfo Pérsico. Conoció las doctrinas cristiana y judía y llegó a la convicción de que la idolatría era algo absurdo. A los 40 años tuvo crisis místicas y alucinaciones y creyó oír la voz de Dios que le hablaba por medio del arcángel San Gabriel. Llegó a la conclusión de que sus compatriotas acabarían por ser conquistados si antes no alcanzaban la unidad política, la paz interna y rendían culto al Dios verdadero. Para salvarles comenzó a predicar una nueva religión a la que designó con el nombre de Islam, que significa resignación a la voluntad de Dios. Los historiadores musulmanes fijan el año 611 como la fecha inicial de la predicación islámica. Mahoma invocaba el nombre de un Dios verdadero: Alá, de quien era único profeta.

El Islam

Islam, religión monoteísta surgida en el siglo VII en la península Arábiga a partir de las enseñanzas de Mahoma, llamado el Profeta. En su acepción literal, la palabra árabe islam significa 'entregarse', pero el Corán establece su sentido religioso, ‘sumisión’ a la voluntad o a la ley de Dios. La persona que profesa y practica el islam es un musulmán (en árabe muslim, 'el que se somete a Dios'). Según el Corán, el islam es la religión universal y primordial. Incluso la propia naturaleza es musulmana ya que obedece las leyes que Dios ha establecido en ella. Para los seres humanos, que tienen libre albedrío, la práctica del islam no implica obediencia sino la libre aceptación de los mandatos divinos.



El Corán

Los musulmanes consideran el Corán como la palabra eterna e “increada” de Dios revelada a Mahoma por medio de Gabriel, el arcángel de la revelación. Creen que su autor es el mismo Dios, y no el Profeta, por lo que el Corán es inimitable e infalible. La palabra procede del árabe al-qur'ān, 'la lectura' o 'la recitación'. Recoge las diferentes revelaciones de Alá a Mahoma durante los casi 20 años de su vida profética (612-632). Está dividido en 114 suras (capítulos) divididas en poco más de 6.200 aleyas (versículos). La sura más breve contiene sólo 3 versículos y la más amplia 286 versículos largos. Las 114 suras aparecen ordenadas en orden decreciente, con alguna ligera oscilación. Tanto investigadores islámicos como no islámicos coinciden en la integridad que sustancialmente ha mantenido el texto del Corán a lo largo de la historia.

Feudalismo

El feudalismo se caracteriza por su situación espacial y temporal específicas, por las relaciones sociales jerárquicas y de dependencia que generó, por el retorno a una economía agraria y por el predominio cultural de la Iglesia católica.
Cuándo y dónde
El feudalismo o régimen feudal es el tipo de sociedad que predominó en Europa occidental en el siglo X, se expandió durante el siglo XI y alcanzó su apogeo a finales del siglo XII y durante todo el siglo XIII. En estos siglos el feudalismo se dio predominantemente en Francia, Alemania y buena parte de Italia. También hubo feudalismo en Inglaterra, ciertos reinos cristianos de España y los estados latinos del cercano Oriente. A la época de la historia de Europa donde predominó el régimen feudal se le denomina Edad Media.
En otros lugares y épocas han existido sociedades similares al feudalismo europeo. Se ha hablado de feudalismo en el antiguo Egipto, en las colonias españolas en América, en el imperio bizantino, en el mundo árabe, en el imperio turco, en Rusia, en Japón, etcétera. En estos casos es preferible describir estas civilizaciones, si acaso, como “sociedades feudales” en vez de “feudalismo” porque este término se usa específicamente para referirnos al sistema social de Europa occidental durante la Edad Media.

Origen del Sistema

Los caballos de guerra eran costosos y su adiestramiento para emplearlos militarmente exigía años de práctica. Carlos Martel, con el fin de ayudar a su tropa de caballería, le otorgó fincas (explotadas por braceros) que tomó de las posesiones de la Iglesia. Estas tierras, denominadas ‘beneficios’, eran cedidas mientras durara la prestación de los soldados. Éstos, a su vez, fueron llamados ‘vasallos’ (término derivado de una palabra gaélica que significaba sirviente). Sin embargo, los vasallos, soldados selectos de los que los gobernantes Carolingios se rodeaban, se convirtieron en modelos para aquellos nobles que seguían a la corte. Con la desintegración del Imperio Carolingio en el siglo IX muchos personajes poderosos se esforzaron por constituir sus propios grupos de vasallos dotados de montura, a los que ofrecían beneficios a cambio de su servicio. Algunos de los hacendados más pobres se vieron obligados a aceptar el vasallaje y ceder sus tierras al señorío de los más poderosos, recibiendo a cambio los beneficios feudales. Se esperaba que los grandes señores protegieran a los vasallos de la misma forma que se esperaba que los vasallos sirvieran a sus señores.


Su papel en el Desarrollo Político

La figura jurídica del feudo estaba contenida en el derecho consuetudinario de Europa occidental y en aspectos feudales como la tutela y el matrimonio, la revertibilidad y la confiscación, que continuaron en vigor después de que la prestación militar hubiera desaparecido. En Inglaterra las posesiones feudales fueron abolidas por ley en 1660, pero se prolongaron en algunas zonas de Europa hasta que el derecho consuetudinario fue sustituido por el Derecho romano, proceso concluido por el emperador Napoleón a principios del siglo XIX.